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¡Vendo mi biblioteca!

¡Vendo mi biblioteca!

rybs 22 noviembre, 2011 0 comments
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Llevo varios años tratando de entender las formas más inteligentes y estratégicas de negociar y persuadir para vender y llegar a acuerdos que faciliten a las personas, en especial ejecutivos para que consigan lo que necesitan y desean en su interacción con otros. Tengo varias empresas que me han encargado a su personal de ventas para capacitarlos y prepararlos en estas lides del negocio, pero especialmente para que puedan repetir por mucho tiempo esa dinámica con los clientes, cambiando ese sistema tradicional amalgamado de creer que vender es conseguir un pedido.

Hoy debo confesar mi fracaso al querer vender mi biblioteca o mejor dicho el mueble que ha sostenido por varios años mis libros. Logré vender: estufa, refrigeradora y varios muebles, excepto mi biblioteca y me he cuestionado al respecto, tratando de encontrar algunas respuestas que no me evidencien como mal vendedor, que vergüenza con mis clientes.

La historia está relacionada con un cambio de oficina y una renovación de muebles. Todo inició hace seis años cuando la persona que me vendía la idea de comprar el inmueble que ahora dejó, me informaba que el sitio donde actualmente funciona mi biblioteca, debía ser el sitio más espectacular de la casa, el bar.

Ahora recapitulando, trato de entender porque será difícil vender esa biblioteca, ya estamos desarrollando una estrategia y venderla como mueble para colocar cosas que no necesariamente sean libros, puede que así logre el cometido mío pero no se si del comprador, y en mi propuesta teórica digo que si el comprador no gana efectivamente, no volverá a negociar, por ello insisto en vender mi mueble como biblioteca.

Quienes tienen una biblioteca en su casa, han pasado del conocimiento generalizado al específico, al que contribuye a la re-evolución de las ideas. Yo vendo el mueble, pero usted debe llenarlo, es similar al conocimiento, a veces solo sirve de adorno, e inclusive de estorbo si no logramos entender qué hacer con el. Para algunos el conocimiento puede ser la principal objeción para la compra de este mueble.

Durante los 25 años que llevo colocando libros en estos muebles logré mitigar un poco mi ignorancia, me enseñaron que la mejor forma de maltratar mi pobreza no solo económica, era recorriendo los discernimientos de otros que se animaban a escribir y ha compartir formas y estilos para saber más de mi mismo. Los libros me quitaron el pegante que me aprisionó por mucho tiempo a un título y me limito como ser humano, los libros me han permitido renovar hasta mi propio mueble.

Cuando asumamos la responsabilidad del saber, saldremos a buscar dónde colocar nuestros libros y en ese momento estoy seguro que los informes que entrega el Instituto Nacional de Estadística que hablan de un  millón novecientos
mil guatemaltecos en estado de pobreza extrema no será nunca más ascendente, colocar el conocimiento en la canasta familiar y empresarial es integrar la mística del saber y la mástica del comer.

En la empresa sucede igual, cuando el ejecutivo no come libros, se queda engañado y a veces sorprendido por más tiempo del que puede ser sensato. ¿Se anima a comprar la biblioteca?

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