Comenzando el año; qué le parece que pudiera contratar una persona para que hiciera los abdominales que necesita y bajar esa barriga que trata de cubrir con la ropa o que leyera esos libros que parecen interesantes, pero que siguen en la librería o en casa, cerca de la cama o escritorio comenzados y abandonados, que se inscribiera a la universidad y fuera por usted; pero que en todos los casos usted recibiera las bondades de cada una de esas actividades.
Con tanto avance puede ser que pronto lleguen dichas noticias, pero hasta ahora lamento informarle que no soy portador de ellas. Mis deseos del mejor año para todos los lectores lo entrego con algunas reflexiones sobre la necesidad de llevar a cabo un auto-contrato en ciertas áreas que requerimos para mejorar nuestro bienestar. Me gusta más el concepto de bienestar que felicidad, pues este último es cíclico o pudiera ser esporádico sino existe bienestar.
Entendemos por bienestar un conjunto de condiciones que atienden necesidades y deseos humanos para sentirnos bien corporal, mental, emocional y espiritualmente, permitiendo vivir más cerca del placer y con menos dolor, es un sentimiento subjetivo de satisfacción, crecimiento y tranquilidad. Para ello necesitamos un auto-contrato que nos facilite invertir en el ser, para luego tener.
Es necesario entender que el bienestar se consigue cuando invertimos en nosotros. Gobiernos, empresas, sociedades, comunidades y familias pueden otorgarnos servicios para satisfacer gran parte de las necesidades y gustos, pero los significativos son aquellos que nos evitan hacer parte del sufrimiento, angustia, tristeza y en fin el malestar por no encontrarnos bien con nosotros mismos.
Para ello propongo llevar a cabo un contrato personal, que lo libere de tanta epidemia actual, entendida como un daño que afecta la población; tenemos epidemias de tristeza, llamadas depresión, de miedo, de culpa, de mentalidad pobre, de asociación con lo negativo, de falta de creencia, en general poco bienestar, recuerde que todo sufrimiento lo único que demuestra es que falta un conocimiento y debemos tomar el maravilloso camino de hacer algo por nosotros mismos
Le propongo los siguientes contratos para que intentemos hacer como la abeja, ella no ve la flor, ve la miel:
- Un contrato de fe con usted mismo, crea en sus potencialidades y desarróllelas
- Uno donde se obligue a hacer lo que le apasiona y no lo que otros piensan que es lo conveniente
- Uno para su familia, es la bendición más grande que tenemos
- Uno en servicio, dar a otros implica disponibilidad para recibir
- Uno para atreverse a mirar y programar la vida lejos, proyectar todo lo que desea en este ciclo anual; escríbalo, recuerde que el cerebro entiende si somos concretos, y un último
- Promete dejar los prejuicios que nos debilitan tanto.
