Cerramos nuestra serie de artículos sobre cuánto esfuerzo debemos hacer para ganarnos Q 1, y lo hacemos centrando la atención en el dinero, recordemos lo dicho: adición a la preocupación y mal uso de la tecnología. Hoy trataremos sobre el dinero, ese bien escaso para unos, molesto para otros e ideal para aquellos que creemos ser poderosos, donde el dinero es solo una parte de nuestra riqueza.
Mi posición es clara, me gusta, lo quiero, deseo tener todo el que las cuentas me permitan, pero con firmeza digo; no quiero tener que pagar más de cien centavos, por Q 1. La vida es un constante dar y recibir, siempre y cuando se mejore la calidad de vida.
Deseo iniciar comentando lo que un empresario me expreso minutos antes de sentarme a escribir. ¨He invertido gran parte de mi tiempo para lograr un contrato con una multinacional, el cual me dejaría una muy buena utilidad, a un costo personal y familiar bastante alto, debía cambiar mi vida completamente y sacrificar la calidad de vida que tengo ahora. El contrato no salió, empecé a dormir tranquilo, y logre valorar el costo beneficio real que ese proyecto significaba en mi vida¨
Cuando el dinero contribuye a mejorar nuestra vida, tiene el verdadero sentido, para el cual ha sido creado, pero cuando éste nos limita, nos debilita y enferma, hay que poner atención. Algunas personas creen que debemos sacrificarnos para conseguir esos bienes materiales que deseamos, pero no hay necesidad de degollarnos para lograrlo, hoy en día la ciencia permite que logremos todo aquello que queremos, siempre y cuando no se pierda la esencia del ser humano. La vida, y por ende la felicidad.
Cuando usted ha tenido que sacrificar su vida, su felicidad, por unos cuantos miles o millones de papeles con símbolos y ha dejado que el dinero se convierta en su razón de ser, ha ingresado a la bolsa de los infortunados, aquellos que son tan pobres, que solo dinero tienen, y por supuesto, a ese grupo de personas son a los que más les cuesta ganarse Q 1. ¿Pertenece usted a ese colección?
Los empresarios lo podemos entender con una formula que utilizamos todos los días, la diferencia entre calidad y precio; sabemos muy bien que quienes queremos destacar en el mercado, no podemos seguir compitiendo por precio, pues ello debilita el producto y mina las posibilidades de consolidarnos en el largo plazo, es la calidad, la innovación, la primicia, lo que constituye la preferencia de los clientes por nuestros productos y servicios, estando dispuestos a pagar más por la calidad y no al contrario.
En la vida es igual, si entendemos que la existencia se trata de darle más calidad a nuestra vida, el dinero entra a jugar el papel que le corresponde, solo como un bien de transacción, que no debe limitar nuestro futuro. No hipotequemos nuestra vida y la de nuestros hijos, tratando de colocar unos billetes más en una caja que cobra réditos en carne propia y exponiendo nuestra libertad por algo que se deteriora y pierde valor con el tiempo.
¿Podría usted hacer el calculo de cuánto le esta costando ganarse un quetzal en su vida? Hasta la próxima.
