Mencionamos en la columna pasada el poder de un efecto y lo trascendental del mismo para bien o para mal, dedicamos la reflexión a señalar que a veces pasamos por la vida y las organizaciones generando efectos de medición cero o negativos. Hoy dedicamos la cavilación a saber cómo podemos obtener objetivos y metas acudiendo a los efectos multiplicador, que generan repercusión positiva.
Deseo comenzar con un efecto del cual muchos no somos conscientes pero que es un multiplicador por excelencia, me refiero al efecto que generamos al dar, y me limitaré a señalar la noticia de la Revista Forbes que publica el retorno del señor Bill Gates al primer lugar de los multimillonarios, y es de sumo interés observar como un hombre que se dedicó a la filantropía, esa escasa y placentera tendencia de ocuparnos de los seres humanos necesitados, recibe como efecto multiplicador más de lo que regala o comparte con otros.
Recapitulemos el tema para nuestras vidas, y no solo en el campo económico, el efecto multiplicador de dar, opera en todos los campos, hace alusión a la ley de la física, donde al ejercer una acción se produce una reacción. Cuando decidimos otorgar una oportunidad a un hijo o a un colega, se provocan efectos multiplicadores, la mayoría de nosotros somos hijos de una oportunidad que alguien nos brindó y si sabemos que funciona, ¿qué tal si la continuamos multiplicando?
Un segundo efecto que genera multiplicadores es disponer de un propósito de vida, los efectos que produce son hacer sencillas decisiones que pueden parecen complejas en nuestro diario vivir, en muchas compañías hoy en día preguntamos antes de aceptar un nuevo colaborador si tiene un propósito y de no ser así aparecen dudas para su contratación.
Tener clara la razón de nuestra vida, nos hace leales con nosotros y nuestras causas, cuando estamos claros en lo que significan nuestras acciones, eliminamos la duda y generamos multiplicadores alrededor nuestro, es una forma de persuasión maravillosa, no por efectos del lenguaje, es por la acción del ejemplo y todos sabemos que es el multiplicador más potente. Gran parte de nuestros hijos, estudiantes y amigos son hoy la respuesta a nuestro efecto de propósito.
Un efecto que no quiero dejar por fuera es el de pensar en grande, sus multiplicadores son varios, entre otros: eliminar el conformismo, disponer de energía, convivir con pasión, actitud ganadora, disposición para aprender, responsabilidad, capacidad de enfoque; en fin es un verdadero multiplicador.
Cerremos diciendo que existe un efecto maravillo es el de la fe, que multiplica panes, pescado y vino. Hoy la ciencia ha acompañado la fe espiritual para decirnos cómo funciona el cerebro cuando usted tiene una creencia absoluta que ocurrirá lo que piensa y se enfoca para que así sea, cada vez le doy más poder a ese factor multiplicador de creer. ¿Y usted que cree?
Hasta la próxima.