Hace mucho tiempo me hice una promesa a mi mismo, tratar de escribir cosas positivas, comentar las múltiples escenas de la vida que sirvieran a los lectores y en especial para quien está dedicada la sección, los empresarios, eso no quiere decir ocultar la realidad o desequilibrar la mirada, pintando ideas e imágenes que sólo pueden existir en la literatura y no en la vida real, busco y observo dentro de la maravilla de desastres los elementos que se pueden aprovechar para aprender e incorporar en la propia vida.
En la actual crisis, resulta un poco vergonzoso escribir sobre lo bueno que hay, pero me acojo a la frase reciente del señor Warren Buffet “Me da temor cuando los demás son codiciosos y son codicioso cuando los demás son temerosos” En reciente artículo escribí que en las crisis es donde se forman las empresas del futuro, tenemos por estos días a una empresa como Google que recibe el Premio Príncipe de Asturias y debemos recordar que ésta compañía surgió de una crisis.
En este momento pasa por mis manos el estudio de “Big Winners and Big Losers” publicado por Editorial Norma y referido a una década de investigación sobre el comportamiento de las empresas en los Estados Unidos, entregando datos escalofriantes como por ejemplo que sólo un 3% de las 1.000 corporaciones estadounidenses más grandes supero el promedio de desempeño en el mercado de su respectiva industria. Debo señalar que la investigación se terminó en el año 2002 y la publicación fue en el 2004, la pregunta es desde cuándo deberíamos hablar de crisis o a cuál crisis nos referimos?
Entiendo que una situación de crisis está compuesta de varias etapas. Aborda tres factores que incluye el estudio y una variable adicional que considero definitiva para haber llegado a donde nos encontramos, la crisis de total desconfianza que ronda el mundo de los negocios. Vale la pena preguntarnos si antes de la crisis financiera no estuvimos asistiendo a una crisis moral galopante y creciente que se convirtió en el factor más influyente en el desastre, y que a veces, sólo se aborda desde la perspectiva de los balances y el valor de las bolsas.
Las variables que examinaron los investigadores en las empresas declaradas como grandes perdedoras son, primero, rigidez, son defensivas y presentan poco o nulo conocimiento de sus clientes. Segundo, ineptitud, denominadas así porque no tienen capacidad para crear posiciones de mejor valor para sus clientes y con facilidad son desplazados de las posiciones que tienen en el mercado. Tercero, falta de enfoque, entendida como empresas difusas, quieren estar en todo, pero sin un norte claro de su negocio, se desgastan y tienen pocas utilidades y mínimas diferencias frente a la competencia.
Es válido que usted señor empresario se pregunte si posee alguna de estas características, pues de ser así, no es necesario que piense en la crisis, esa llego hace tiempo a su puerta. Si sus particulares son otras, como priorizar a sus clientes, internos y externos, enfoque del negocio, agilidad para moverse más rápido que la competencia, disciplina que acompaña su visión del negocio y una ética a prueba de millones, le aseguro que la crisis la verá solo en noticias.