Quienes nacieron de los noventas para la fecha les costará entender lo que pretendo expresar en el presente artículo y resultará confuso poder explicar la pregunta. ¿Cómo que la tecnología puede complicar mi vida? A aquellos seres humanos, hijos del correo electrónico, chat, Ipod, Ipad, videojuegos, videoconferencias y en fin todos los medios electrónicos de los cuales disponemos hoy, debemos contarles una historia previa.
Antes que existiera ese maravilloso mundo del BlackBerry, IPhone, o la Tablet entre otros; lo normal era caminar por la calle saludando a la gente, observar los acontecimientos en vivo y participar desde los sentimientos en la interacción con otros seres que tampoco tenían éste tipo de distractores.
Las actuales herramientas tecnológicas han cambiado, han transformado la forma de vivir, antes los contactos físicos eran más constantes, los encuentros cara a cara eran obligados y si bien el teléfono ya se interponía en esa posibilidad, era normal escuchar y reconocer la voz de las personas con quienes nos relacionábamos, las miradas eran hacia la cara y no hacia un aparato que atrapa toda la atención, lo que hace normal que en un restaurante varias personas tengan su cabeza dirigida al piso como si estuvieran perdidos, gracias al ejercicio de “chatear”.
He querido dedicar atención a esa alteración de los jóvenes ejecutivos, hijos de la modernidad y ahora de la virtualidad, para llevarlos a una reflexión sobre lo que puede representar el uso inadecuado de la tecnología en
nuestras vidas y en la de los demás.
La tecnología bien utilizada es como todo, en su justa medida es maravillosa, pero en sus extremos, tremendamente perjudicial, dañina y enfermiza. No es extraño hablar hoy de deformación de la columna, tendinitis en manos, aumento de peso por sedentarismo, pareciera ser que todo se resuelve sentado frente a una pantalla que te conecta con el mundo.
Usted , apreciado estudiante, inteligente, habilidoso, proyectivo y con muchos sueños por cumplir pronto, si es que ya no tiene varios en la bolsa, le invito a que te preguntes; ¿cuál es el acuerdo con la tecnología, quién manda a quién? Es de los que ha incorporado en sus hábitos cotidianos: dormir con el teléfono, computadora, chatear hasta altas horas de la noche, jugar 12 y hasta 20 horas continuas por la red, haciendo puntos y acumulando cansancio para tener que pagar más adelante por ello.
Recuerde que cualquier actividad que iniciamos como relajamiento, la podemos convertir en hábito, a través de la repetición y luego será muy difícil liberarnos de ella. Muchos no somos conscientes, todos divirtiéndonos con los nuevos juguetes del mundo virtual, y la pregunta es: ¿Los estamos usando apropiadamente? Las investigaciones señalan que se afecta la salud y los empresarios empiezan a tener dudas del impacto de éstos en las empresas, hay
grandes compañías que entienden la tecnología como un apoyo y no como una herramienta para esclavizar a los colaboradores y desarrollar grupos robotizados, donde la creatividad, amabilidad, sonrisa y conductas desaparecen
y dan vía libre a lo frío de un correo, incluyendo íconos agradables, que nunca superan la realidad.
La tecnología a nuestro alcance es de gran ayuda para resolver problemas de variada índole, eso es innegable, ya en otras oportunidades he señalado que estoy dispuesto a pagar por los servicios que la red me presta, me han facilitado la vida, ahorran tiempo, me permiten ser más eficiente y en consecuencia ganar en calidad de vida, pero con un aliciente, colocarla a mi servicio.
En nuestras investigaciones encontramos que las metas que están colocando varias empresas no se vienen cumpliendo, algo ocurre en las organizaciones que descubren una pérdida del enfoque de sus ejecutivos, dejando
la sensación que quienes viven con la mirada u oído puesto en su correo, chat o llamada, no necesariamente están contribuyendo al logro de sus propósitos organizacionales y metas corporativas.
Las maquinitas virtuales pueden estar tendiéndole una trampa al logro de objetivos; al perder el enfoque y distrayéndonos del mundo de los resultados para llevarnos al de los detalles, recordemos que la meta es lo esencial pudiendo quedarse postergada frente a la distracción o un simple momento de relajación; en especial para todos aquellos estudiantes o ejecutivos emocionales que vibran al sentir que su teléfono les magnetiza cuando suena ese ring ton novedoso o cuando su computadora avizora un sonido seductor.
Estamos perdiendo una de las principales fortalezas de un ser humano, sus emociones, la pasión al interactuar con otro ser humano desde el contacto físico; en las clases los docentes sentimos el desprecio de un estudiante que frente a su computadora o celular muestra una cara de placer, que no refleja la misma del profesor que se siente desplazado y superado por lo virtual; en la empresa un ejecutivo que pierde su poder de enfoque, esa capacidad de orientación para conseguir una meta, desanima a un jefe. Las dos situaciones o problemas son por la misma razón, el uso de la tecnología equivocadamente.
La otra posible respuesta es que no se tienen clases interesantes no hay metas llamativas tanto para estudiantes como para ejecutivos y en consecuencia perder tiempo en el mundo virtual no es preocupante. Si damos la opción a pensar que la clase es interesante y que el ejecutivo tiene un compromiso con su empresa, nos animamos a pensar que la tecnología al servicio de un aula de clase o de una oficina, puede hacer que lo ganado en los últimos 30 años se vea reflejado en metas y mejor calidad de vida del ser humano, gracias al uso inteligente de la tecnología.
Observe sus resultados, forma, estilo y tiempo que dedica al uso de la tecnología, los juguetes tecnológicos no tienen ningún aporte válido si ellos juegan con usted, lo hacen perder el rumbo; examine un caso que rueda por estos días en el mundo de los negocios, Kodak, que en el 2011 se desplomó 90% en bolsa, ahora promueve transformarse en una empresa digital, algo tarde o ¿será que sus ejecutivos se desenfocaron?
Usted viene logrando sus resultados: ¿cómo está su salud, duerme de 6 a 8 horas, cumple con sus compromisos, le están robando el tiempo o usted se lo quita a otros, es introvertido, le cuesta relacionarse con otras personas, prefiere escribir por chat a mantener una plática, su léxico y voz son tan escasas que prefiere seguir así? Revise su vida y defina si la tecnología está a su servicio o usted está perdiendo frente a ella.
Esto que llamamos enfermedad puede curarse, por supuesto, pero necesitamos hacer algo por nosotros mismos, algunas ideas pueden ser: disponer de un método para revisar correos, dos o tres veces al día, clasificar las
llamadas y hacerlas en un momento dedicado a ello, desconectarse conscientemente de los aparatos, por ejemplo el fin de semana, dejar descansar sus tendones es un alivio para toda su vida.
Aprender a manejar la tecnología es ordenarnos para contestar correos, llamar o chatear, si dejamos de ser dependientes de algo o alguien, curamos la enfermedad. Anímese a colocar la tecnología a su servicio. Hasta la
próxima.