Iniciamos nuestra columna pasada haciendo una comparación entre lo
que puede ocurrir en un país o su economía y las empresas, es una análisis que
practicamos en economía. Incorporamos una frase de Collins la cual señala; que
son las empresas las que se promueven sus realidades, en éste caso aquellas
situaciones que les conducen al fracaso, y creo firmemente en el asunto, cuando
dejamos de culpar al otro y asumimos la responsabilidad de nuestros actos, es
más fácil salir de la frustración.
Señalamos dos de las cinco etapas de Collins denomina de
decadencia, caracterizadas por la arrogancia de sus ejecutivos, donde se
pierden los valores que han permitido lograr el éxito, pero el grupo se cree
excepcional y sigue haciendo de lo mismo desordenadamente para intentar crecer,
logrando una explicación que el exceso es una buena explicación en la caída de
los titanes.
En la tercera etapa se empiezan acumular señales de alerta, pero
como hay buenas ganancias estas opacan los indicadores de crisis y se piensa
que todo es transitorio, se subestiman los datos negativos, quienes tienen el
poder culpan a los factores externos y se le huye a la responsabilidad, desaparece
el dialogo vigoroso de los equipos de alto desempeño, se crean divisiones, cada
quien por su lado y se aumentan los riesgos, colocando la organización en
peligro y abriendo la puerta de la cuarta etapa.
En la fase cuatro se inicia una búsqueda ansiosa de salvación, el
peligro y los riesgos acumulados se evidencian, se empiezan a observar las
pendientes, aparecen lideres visionarios y carismáticos. Se exponen las
disciplinas que llevaron a la compañía a ser grande, surgen una serie de
estrategias que se proponen para encontrar una salvación rápida,
transformaciones radicales, revoluciones culturales, la creación de ese
producto salvador, al comienzo esas medidas parecen positivas, pero son poco
duraderas.
La etapa cuatro implica que entre más tiempo dure una organización
en ese momento más posibilidades existen de caer. La quinta etapa presenta
detonantes que empiezan socavando el componente financiero y los líderes
pierden su fortaleza y esperanza.
La reflexión para nuestros empresarios y ejecutivos es que se
puede salir de las profundidades y recuperarse, se muestran casos como los de
Disney e IBM y muchas otras que han sabido resurgir, una vez han comenzado su
etapa de decadencia.
Rescatemos algunos de esos factores: Aprenda a reconocer lo que no hace bien y asuma su
responsabilidad, no olvide los factores que lo llevaron al éxito, repítalos y
ajústelos nivelando por lo alto, investigue los niveles de arrogancia es su
organización, la puede medir por la soberbia y petulancia de sus ejecutivos y
si encuentra algunos indicios puede que esté en una etapa de decadencia,
anímese a revertirla.