Los seres humanos y por supuesto los empresarios, necesitamos de vez en cuando y diría, más de cuando en vez, cerrar los ojos, apartarnos del diario vivir, para poder despertar y repensar qué hemos hecho o dejado de hacer, poder actuar con mejor atino en el hoy y garantizar el mañana, al menos en nuestra conciencia.
No podemos seguir ejercitando la terapia de los golpes, y no me refiero específicamente a la acción de golpear, quiero representar aquello en lo que para aprender tenemos que perder, sentir dolor o sufrir, demostrando pocas y a veces nulas habilidades para cultivarnos como verdaderos seres humanos, con talento.
En la vida tenemos múltiples momentos para la reflexión, la Semana Mayor es uno más, es importante saber y sentir que tenemos una horas para hacer lo que no hacemos comúnmente, enfocados en la introspección, hemos olvidado o ignorado un aspecto que redefine la vida, para ganar en calidad. Es importante darnos un tiempo, para el repaso de nuestros agites, que a veces los convertimos en rutina, muerte lenta y también segura. Por ello propongo recapacitar en:
Nuestras empresas y el país necesitan una reflexión sobre lo importante que es convivir con la diferencia, encontrar toda la riqueza que de ella emana, Guatemala es una mina en éste aspecto y creo que vale la pena alimentarnos de lo que la tierra nos ha dado, animémonos a mirar nuestro alrededor e incorporar nuestras ideas con las del otro, ese contraste puede ser parte de los amaneceres de tan bella época.
Guatemala necesita más negociadores y menos armas, las empresas necesitan más gestores y menos jefes, nosotros necesitamos más reflexión y menos veredictos, nuestra sociedad necesita más alegría y menos fiesta, algunos tenemos confundido el tema de la semana mayor con licor, parranda y vacaciones. Es necesario descubrir el porqué de lo que pasa en tu vida, en tu familia o en el tiempo que vives.
Debemos reflexionar sobre la importancia de tener éxito, personas, empresas y país; en el campo que cada uno desee, quiera y este dispuesto a luchar por ello. Impulsemos proyectos, animemos desde nuestra acción diaria, modelemos con nuestro ejemplo a que otros se animen, no permitamos que el puente del incienso siga siendo protagonista día con día de más tragedias.
Reflexionemos para que dejemos de sobrevivir en una casa y construyamos un hogar, acerquémonos a nuestros hijos y familia, alentemos la posibilidad de disfrutar y dignificar lo que hacemos en una oficina o taller, quitemos las obligaciones de tener que trabajar en lo que nos disgusta y nos hace inútiles y tristes.
Hagamos de Guatemala y sus empresas en ésta Semana Mayor, un rincón de reflexión individual que sumada genere una energía que no se ve, pero siempre se siente, así podremos influir en aquello que muchos aconsejamos y pocos practicamos. Desde mi rincón deseo a todos los lectores y empresarios la mejor de las semanas, esperando que la reflexión empiece hacer parte de nuestra canasta básica, donde no necesitemos una semana especial para acudir a ella.
Recordemos que los humanos somos equilibrio, no al optimismo ilusorio, pero tampoco al pesimismo crónico. Hasta la próxima.
